10/25/2010

Comunicación y Desarrollo Humano



José Manuel Castelblanco Arenas

En diferentes espacios académicos se plantea que la pedagogía esta en crisis, crisis promovida por la falta de políticas acordes con las necesidades de los jóvenes, y por la falta de compromiso de docentes que no han planteado nuevas e innovadoras alternativas a las nuevas generaciones, los jóvenes de hoy esperan acciones o modelos que los motiven a asumir un verdadero rol de estudiante comprometidos con la sociedad y su propio desarrollo, además que esta desmotivación a creado una brecha inmensa entre la función del maestro y el rol del alumno, por lo cual creemos muy pertinente que debemos de centrarnos en la pregunta planteado por Germán Franco Diez en su ensayo CULTURAR JUVENILES Y CONVIVENCIA DEMOCRATICA. Sobre ¿Cómo establecer con los jóvenes una relación pedagógica que no limite sus posibilidades creativas?
Primero que todo los adultos debemos de reconocer que el tiempo y los cambios generacionales han sido motivo de discusión a lo largo de la historia, cambios generacionales que por los mismos avances de la ciencia y la tecnología han planteado a los nuevos miembros de la sociedad los jóvenes, tener nuevas herramientas para ver el mundo, desde la aparición de la rueda, pasando por la imprenta, la radio y hasta hoy la internet han pasado muchas generaciones cada una con sus manifestaciones de rebeldía para los adultos, y el mundo sigue avanzando.
La reflexión que presentamos plantea la necesidad de pensar y re-pensar el lugar que ocupa y que debería ocupar la palabra en la escuela, en el aula, en la relación cotidiana del docente con sus alumnos para ayudar a nuestros jóvenes en la tarea de construirse y de apropiarse del mundo y de sí mismos.

La cultura del facilísimo y lo inmediato han desplazado al esfuerzo y a la dedicación, los medios de comunicación han vulgarizado nuestra lengua; la práctica de lectura en la escuela y en el hogar ha pasado de moda, las cartas sociales han sido reemplazadas por el correo electrónico, la palabra empeñada no condice con el desempeño de nuestros políticos. “Hablamos más que nunca y sin embargo decimos mucho menos” (George Steiner).

Nuestra sociedad está en crisis y la escuela no escapa a ella, estamos en tiempos de transformaciones profundas. La escuela, como institución educadora, debe promover que el alumno construya saberes a través de cinco competencias básicas: la metacognición entendida desde el aprender a aprender desde la propia experiencia cognitiva, la capacidad de abstracción que le permitirá analizar la realidad en diferentes situaciones, el pensamiento sistémico para poder apreciar y comprender el conjunto de realidades, el experimentar necesario para afianzar las capacidades anteriores y la capacidad de colaborar, utilizando un lenguaje apropiado, para comunicar conceptos abstractos y lograr consensos.

No debemos olvidar que los hombres, son seres lingüísticos, seres que viven en el lenguaje cuya característica principal su recursividad, es decir, su capacidad de volverse sobre sí mismo, es fundamental y única, es aquí, donde, como especie, nos diferenciamos de todas las demás.


La educación debería ser un medio para ayudar a los alumnos a desarrollar formas de utilización del lenguaje como una forma social de pensamiento, como vía para su desarrollo, La escuela debe dar lugar a contextos culturales promotores de pensamiento.

Un análisis de la importancia dada a la palabra actualmente en las escuelas nos revela que son escasas las instituciones que favorecen dichos contextos, por lo tanto, se hace necesario un cambio; la creación de un ámbito de aprendizaje en el cual el pensamiento reflexivo y el diálogo sincero y abierto desempeñen un papel clave.

Dejar aprender es un hacer que requiere humildad y silencio, no se trata de imponer autoritariamente significados sino ayudar a que surjan como resultado de la comprensión utilizando diálogos con los alumnos con la intención de mediar entre sus pensamientos y la comprensión y el perfeccionamiento de los mismos.

Actualmente, el discurso docente es el responsable en general de la mayoría de los enunciados ocupando además una posición de autoridad rara vez cuestionada.
“Silenciando voces”, sin reflexión crítica, dejando poco espacio para la expresión legítima de las ideas y pensamientos, difícilmente los alumnos llegan a adquirir la capacidad de aprender acerca del propio camino de conocimiento, de aprender a aprender desde la propia experiencia cognitiva, a ser, en definitiva, pensadores independientes.

Por otro lado, el lenguaje no es inocente, puede transformarse en “el más peligroso de los bienes” (F.García) pues, toda proposición, toda interpretación, abre y cierra determinadas posibilidades en la vida, habilita o inhibe determinados cursos de acción en la vida de los seres humanos. Como dice James V. Wertsch: “No hay palabras neutrales… el lenguaje está completamente atravesado por intenciones y acentos”. Es por eso que los educadores debemos prestar mucha atención a la hora de orientar nuestras clases, a la forma como nos dirigirnos a los estudiantes en nuestros intercambios.

Nos encontramos inmersos en un mundo donde la cultura de lo “fast” y lo “light” han desplazado el tiempo de reflexión: silencios promotores de reflexión, de pensamientos, creadores de ideas y poesías.

El aprendizaje se consolida en la reflexión, en la interacción con los otros por lo que es necesario también saber escuchar. ¿Cómo enseñar a escuchar si no cesamos de hablar, si nos apropiamos de las palabras, no dejamos que nos interrumpan o formulen preguntas, si no callamos par dar espacio a la reflexión?
Para escuchar debemos permitir que los otros hablen pero también debemos hacer preguntas auténticas, abiertas para el pensamiento divergente; aclaratorias, que permitan comprender los hechos; polémicas para enseñar a emitir juicios bien fundados y elaborar historias coherentes.


Una persona que no es capaz de ponerse a la escucha ha cancelado su potencial de formación y de trans-formación. Puesto que el docente media continuamente, es un puente, entre lo que el alumno trae y lo nuevo a incorporar como extractor de conocimiento y ordenamiento, debe estar dispuesto siempre a escuchar atentamente a sus alumnos, a sus planteamientos, preocupaciones, intereses e inquietudes para poder poseer un conocimiento minucioso de sus necesidades, de su estado motivacional, cognitivo y afectivo. Debe planificar, ordenar, analizar y reflexionar sobre las estrategias a implementar para preparar los intercambios entre los alumnos y el conocimiento de modo que se enriquezca y potencien los sistemas de significados compartidos que van elaborando los estudiantes.

Su discurso es sumamente importante ya que es el lenguaje utilizado para dar cuerpo a la vida social e intelectual de una comunidad, el propósito de la educación es conseguir que los estudiantes desarrollen nuevas formas de utilización del lenguaje para pensar y comunicarse que les permitan pasar a ser miembros activos de comunidades más amplias de discurso educado.

Para lograr ser agentes mediadores, necesitamos:

- Dar “la palabra” al alumno, invitarlo a plantearse y a plantearnos preguntas sabiendo que serán impredecibles, sin respuestas preestablecidas que nos harán trastabillar en repetidas ocasiones y pondrán en tela de juicio nuestros saberes.

- “callar” para dejar hablar y escuchar.

- Dejar “ser” enseñando a respetar las diferencias y singularidades de cada persona.

- Permitir que el conocimiento pueda circular como un bien valioso, pueda ser completado, mejorado a partir de las intervenciones de los alumnos.

- Crear ámbitos de aprendizaje en el cual el pensamiento reflexivo y el diálogo desempeñen un papel clave pues es justamente en estos intercambios, en estas conversaciones pedagógicas, exploratorias donde se promueve el desarrollo del pensamiento.

- Establecer con los alumnos una verdadera actitud de confianza dándoles así la posibilidad de desplegar sus potencialidades ayudándolos a realizar el pasaje del discurso cotidiano al discurso educado.

Es necesario que cada uno pueda ofrecer a las generaciones siguientes aquello que les permita asumir un compromiso con relación a su historia, es decir, a su manera de concebir su propia vida. Mediar entre generaciones significa crear la posibilidad de una memoria crítica que permita recibir el pasado para que otro futuro sea posible.

Bibliografía Consultada

-Arendt, Hannah (1989). Entre el pasado y el futuro. Madrid: Península.

-Barthes, Roland. (1994). De la ciencia a la literatura en El susurro del lenguaje. Más allá de la palabra y la escritura. Buenos Aires: Editorial Paidós.

-Echeverría, Rafael (1998). Ontología del Lenguaje. Chile: Dolmen Ediciones.

-Larrosa, Jorge. (1995. Escuela, Poder y Subjetivación. Madrid: La Piqueta
































Preguntas Planteadas por el grupo:


1. Que tanto influye la comunicación en los procesos de desarrollo humano?
2. Que factores internos y externos de la comunicación influyen en el desarrollo humano.
3. En este momento que estamos viviendo se puede hablar de comunicación en el aula?
4. Las universidades que ofrecen pregrados en educación, están realmente preparando a sus estudiantes para llevar a cabo procesos de comunicación en el aula?
5. Que tan importante es el desarrollo de los sentidos en un proceso comunicativo?
6. Que poder tiene la palabra, dentro de un proceso de comunicación?
7. Que papel juega la conversación dentro de un proceso comunicativo?
8. Cual es el propósito de un dialogo en una conversación?
9. Cual es la finalidad de la comunicación en un proceso educativo?
10. Que significa preparar a los estudiantes para que vivan en una cultura?
11. Si lo real es lenguaje, ¿qué relación hay entre narración, cultura y ciencia?
12. Desde el punto de vista del concepto de lenguaje expuesto por Pablo Fernández ¿Existe una distinción entre Cultura, sociedad, pensamiento y conocimiento?