COMPLEJIDAD
Y POLÍTICA EDUCATIVA
José Manuel Castelblanco
Arenas
Ante una crisis en el
sistema educativo tenemos que aceptar que las políticas educativas tienen poca
relevancia en el funcionamiento o desarrollo de un territorio, cuando funcionan
más como servicios y herramientas, que como estrategias de desarrollo. Seguimos
con la percepción de Piaget
cuando señalaba en 1965 que los ministerios de educación no tienen el respaldo
científico y técnico que tienen otras actividades como la salud pública, la
agricultura o la industria. El gasto en investigación educativa representa una
porción muy pobre de lo que el mundo gasta en investigación para la defensa o
la seguridad.
Iniciamos esta
reflexión partiendo de lo que plantea Pérez Lindo cuando indica en su libro
para que
educamos hoy. “Toda
educación es política en el sentido que tiene que ver con la ciudadanía de los actores sociales. Pero
esto no significa que toda educación tiene que estar subordinada a la política
de un Estado, de un partido o de una religión. Este es un debate que aún no
está cerrado. De hecho, en muchos países del mundo es el estado (a veces como
expresión de un partido o de una religión) el que tiene el monopolio absoluto
de la educación. Por lo tanto, tiene el poder hegemónico para inculcar las
creencias que considera indispensables para la identidad nacional y social.
Este modelo “identitario” implica necesariamente una imposición autoritaria que
limita o niega la libertad de pensamiento" cuando hablamos de cris en el
sistema educativo y tenemos en cuanta la anterior afirmación de Perez
Lindo es una invitación a pensar y discutir sobre qué efectos está
teniendo la educación en nuestro territorio y si estas políticas son
las necesarias para el desarrollo de las regiones.
Gladys Giraldo
Montoya, hace un análisis de la política educativa a partir Edgar Morin en donde afirma que: “El
Método I (1999) asume la radicalidad de esta crisis, la crisis de la sociedad,
la crisis de la humanidad desde el nivel radical de la teoría. La humanidad
necesita una política, esta política necesita una antropo-sociología, la
antropo-sociología necesita articularse a la ciencia de la naturaleza y
finalmente esta articulación requiere una organización en cadena de la
estructura del saber”. una estructura que debe ser entendida desde
la profesión y la práctica docente que cubra las necesidades y
expectativas de las comunidades, una política
contextualizada, adaptada e implementada por
la comunidad académica representativa de cada territorio.
Dado que la afinidad
del discurso educativo entre gestión de la cultura organizativa, la
reconceptualización del trabajo docente y el discurso de la calidad, pone de
manifiesto la peculiar versión de un triángulo de dominación (legitimidad,
cultura y disciplina) en que el discurso del mercado, la eficiencia y la
calidad está liderando la reestructuración de la organización educativa en
Colombia bajo las condiciones de la postmodernidad, entonces es la calidad de
la educación la categoría que nos permite comprender desde los operadores
lógicos la dinámica de dicho proceso.
Es fundamental
identificar cómo en la regulación del saber legítimo se conjugan el
conocimiento con la sociedad y su estado con una relación medio-fin; lo que
hace a un saber legítimo es su capacidad para conjugar la teoría y la práctica a
través de un metadiscurso en el que las instituciones que administran dichos
saberes puedan ser percibidas como el producto de lo que denominamos misión.
Un problema de
legitimación surge cuando se hace especialmente difícil justificar tanto la
estructura como la función social de una organización, y con ello, el contenido
y los fines de las prácticas que en ella se realizan. Un problema de
legitimación surge cuando se hacen escasos, o se deterioran desde el punto de
vista de su validez sus recursos sin sentido (caso programa ser pilo paga), es
decir, las representaciones y los valores en que se sustentan y en que se
amparan el reconocimiento de dicha organización, su discurso y las expectativas
de legitimidad de su misión. El principio de Pertinencia por su carácter
multidimensional es el que nos permite abarcar el amplio espectro del problema
de la legitimidad.
No se trata de
formularse preguntas, sometiéndose al principio de razón, sino de prepararse
para transformar de manera coherente las formas de escritura, la escena
pedagógica, los procedimientos de interlocución, la relación con las demás
disciplinas, con la institución en general, con su exterior y con su interior,
en esto se fundamenta el pensamiento complejo que invita a el trabajo
interdisciplinar que permite la confluencia de múltiples perspectivas que bien
dirigidas o interpretadas dan la posibilidad de minimizar el error y cumplir
con la misión de la educación.
El método propuesto desde las teorías de Edgar
Morin de los tres operadores lógicos de la complejidad, traza el surgimiento de
un modelo de interpretación que hace de la cuestión de la legitimidad su eje
central, sobre este eje giran las tres dimensiones del cambio social actual que
se consideran fundamentales: la cultural, la socioeconómica y la organizativa.
Cada una de ellas define una línea de ruptura respecto a las formas de pensar
el mundo, producirlo y organizarlo que han venido caracterizando a la ideología
y a la vida social de la modernidad y, en particular, a la forma de pensar,
producir y organizar la educación.
Conocimiento
pertinente. ¿Quiénes somos? ¿Dónde estamos? ¿De dónde venimos? ¿Para dónde
vamos? Son las preguntas que vinculan el conocimiento a la duda, reflejan la
actitud para afrontar los problemas fundamentales de nuestra propia condición y
de nuestro propio tiempo y la actitud para vincular los saberes particulares en
un contexto global.
Los conceptos de
razón, de razón científica y de racionalidad son tópicos obligados en el debate
sobre el conocimiento. La discusión contemporánea en torno al conocimiento,
exhibe su compromiso en las variadas formas de entenderlo, resultando
imprescindible, el análisis de los criterios que se esgrimen para defender una
u otra postura. Cuando nos preguntamos acerca de cómo se construye el
conocimiento, a lo que nos referimos es a cómo se está pensando, desde dónde,
hacia dónde, por qué y para qué construimos conocimiento; lo que representa un
compromiso tanto epistémico como ético.
Lo que se está
buscando no es la correspondencia de un concepto con la realidad, lo que está
en juego es la propia construcción de la realidad en la que toman parte los
conceptos, las ideas, las intuiciones, los prejuicios, etc. Pues en la
educación no sólo se transmiten contenidos y códigos, sino también lógicas del
conocimiento no siempre reveladas, recortes de realidad que en ocasiones sólo
permiten pensarla de determinada manera; lógicas que se imponen
anticipadamente, al sujeto cognoscente; no sólo la agenda de temas a conocer y
las formas de abordarlos, sino incluso lo que es y lo que no es pensable.
Es
por eso que de las imbricaciones emanadas desde cada una de las categorías de
análisis (en perspectiva compleja), la educación se implica en la necesidad de
dos elementos claves que son:
- Reformar el pensamiento, es
decir, resolver el hiato clásico de la epistemología (la fatiga del método
científico en las ciencias sociales).
- Generar instituciones
educativas capaces de dar salida a esa reforma y por supuesto políticos ágiles
que ayuden en esa reforma. Educadores y políticos que capaciten para situar al individuo en la multidimensionalidad de lo real.
La educación no puede
estar separada de la antropología, porque el ser humano es un ser
multidimensional y mentalmente es locura y razón, bondad y maldad. De allí se
desprende la adopción de los diferentes niveles educativos a una sociedad de
cambio; una sociedad que tiene nuevos contenidos para los que aún no hay
teoría, ni concepto.
Observando el
contexto de la burocratización y politización de la administración educativa,
la incongruencia entre las distintas filosofías de la educación propuestas y
entre los ideales (a nivel internacional y nacional), las políticas, la
aplicación de esas políticas y el quehacer cotidiano dentro de las aulas; así
mismo, los diversos niveles de asimilación de los cambios o las antiguas y
nuevas formas de discriminación y exclusión, por ejemplo, que genera el llamado
"techo informático", o el desempleo creciente; las exigencias de las
agencias que orientan la educación (tanto de orden internacional como de orden
nacional) se centran de manera prominente en el tema de la calidad. Este
concepto sugiere diversas imágenes, que van desde las que ofrecen las nociones
filosóficas, hasta las que se centran en la evaluación de los recursos
materiales concretos, polarización que se convierte en agravante del problema.
Por ejemplo, hoy esas
exigencias que determinan para las IES la necesidad de formulación de políticas
relacionadas con la calidad, acceso y permanencia; políticas referidas a
ciencia y tecnología; políticas con respecto a pertinencia y responsabilidad
social y políticas sobre financiación, gestión y gobierno. Prueba de la
politización del escenario educativo cuya reducción nos obliga a problematizar
sobre las incidencias apócales en el fenómeno educativo.
Por su parte, el
significado "educación" ha adquirido connotaciones diferentes a lo
largo de diversas épocas, y en las diferentes culturas. Nuestra cultura
occidental contemporánea, es una cultura industrial que ha desembocado, al
final del siglo XX, en conceptos de modernización, globalización y
competitividad. En esta cultura el concepto de educación responde, por una
parte, a las cualidades propias de su compromiso con el desarrollo humano, y
por la otra, a las exigencias coyunturales del desarrollo sociocultural
industrial.
Se teje pues una
imbricación entre la educación como una praxis social y la educación como un
recurso del estado, obligando a determinar la naturaleza y el origen de los
"intereses" de los indicadores de calidad en la educación superior.
Así como la sociedad
contemporánea se caracteriza por ser una sociedad abierta, plural y compleja,
también lo es la educación. Para poder comprender la variedad de factores,
elementos, agentes, dimensiones y niveles que la integran, se han tenido que
construir enfoques metodológicos tales como el estructuralismo, el estructural
funcionalismo o el enfoque sistémico.
La complejidad plantea la
necesidad de que, a partir de las disciplinas actuales, se reconozca la unidad
y complejidad humanas reuniendo y organizando conocimientos dispersos en las
ciencias de la naturaleza, en las ciencias humanas, la literatura, la filosofía
y la ciencia mostrando la unión indisoluble entre la unidad y la diversidad de
todo lo que es humano. Siendo la educación superior el actor y el escenario que
pone en circulación el conocimiento científico, es necesario introducir y
desarrollar un metapunto de vista sobre calidad de la educación que nos permita
enfrentar la incertidumbre que el concepto mismo encierra, pues se viene
configurando en el país como un bucle fines Vs medios que podría ser resuelto si convertimos
la categoría relación en el atractor que permita romper este bucle y pasar al
círculo virtuoso de la relación espíritu Vs educación Vs mundo. Inscritos el
uno en el otro, en una coproducción dialógica de la que participa cada uno de
los términos y momentos del bucle.
Los aportes del Pensamiento
Complejo a la educación surgen de: la auto-eco-organización, en la cual, por
medio de adecuadas ubicaciones en los contextos específicos, dentro de una
actitud que asuma positivamente los principios de incertidumbre y de
cuestionamiento, y gracias al aprovechamiento de la dialógico y la
neguentropía que genera el desorden se promuevan niveles superiores de auto
organización.
Esta búsqueda de verdad necesita
la búsqueda y la elaboración de meta- puntos de vista (meta-puntos de vista que
pueden traducirse en problemas como: tipo y campo de investigación en educación
superior, criterios para la interacción con el microsistema y el exosistema;
para la participación, para la comunicación y el diálogo en los diversos
ámbitos del mundo de la vida, para la formación, para la reconstrucción del
humanismo, para la generación del horizonte de futuro que se sueña) que
permiten la reflexividad, que comporten, en particular, la integración del
observador/conceptuador en la observación/concepción en el contexto mental y
cultural que le es propio. Es una apuesta a todas las proposiciones que hablan
del sistema e invitan a salirse de él.
Entender una política educativa
desde la participación ciudadana en donde se entienda que la calidad de la
educación depende de un modelo innovador en donde se prioricen las necesidades
e interrogantes de los habitantes del territorio, es entender que se debe
repensar las forma como se está educando y los modelos que se usan, es buscar
la implementación de integrar al estudiante con su propia formación, es pensar
en una autoformación guiada por expertos y mediado por el uso de nuevas
tecnologías, pensar en una educación humanizada permeada por las
posibilidades de un pensamiento complejo, una educación restaurativa
entendiendo este término como una educación con modelos educativas
flexibles que permitan transformaciones no solo desde la conducta de
los educandos sin desde los compromisos e identidades de con sus
territorios.
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