9/07/2018

LA COMPLEJIDAD Y EL SISTEMA EDUCATIVO

LA COMPLEJIDAD Y EL SISTEMA EDUCATIVO
José  Manuel Castelblanco Arenas 
Romper paradigmas frente a una crisis de la educación debe entenderse como lo plantea Pérez Lindo cuando afirma que “En los modelos antiguos se buscaba una educación que procurara finalmente sabiduría, capacidad para comportarse de acuerdo a ciertos valores dentro de una sociedad dada. En la educación moderna se puso el acento en el conocimiento, en el dominio de disciplinas específicas. En la educación actual se intenta superar la fragmentación de disciplinas y de objetivos para procurar la formación de la inteligencia y de la afectividad, del individuo y de su socialidad, del pensamiento científico y de la creatividad artística, de la capacidad para pensar y de la capacidad para resolver problemas”.
Se parte de entender la crisis de la educación desde una mirada compleja en donde la educación es un sub-sistema fundamental en el desarrollo del complejo sistema social, subsistema afectado o influenciado por las diferentes mutaciones del territorio, entendiendo en territorio como el conjunto de elementos que identifican una sociedad (culturales, Políticos, económicos, religiosos, etc), para  Augusto Pérez Lindo “Los sistemas educativos han evolucionado en las últimas décadas adaptándose a los cambios del mundo a través de la diversificación, la expansión o la innovación. Pero pareciera imposible que una teoría de la educación pueda contribuir a racionalizar experiencias tan variadas”. evoluciones que no vemos reflejadas en los modelos implementados en muchos países latinoamericanos, donde se sigue dogmatizando sobre viejas teorías y la innovación es solo una palabra.
 Innovación que requiere entender los cambios de la sociedad contemporánea, entendida  esta sociedad en un mundo sin fronteras o lo que algunos autores identifican como la integración de la humanidad en una aldea global que implica la convergencia de distintas culturas en torno a modelos institucionales y planes de estudio que permitan generar una cultura de transformación constante en las formas como se esta construyendo el conocimiento, conocimiento  que permita en desarrollo de los diferentes territorios entendiendo sus propias realidades. 
Ante esta situación Pérez Lindo en su investigación indica “Aquí aparece la necesidad de fortalecer el campo teórico de la educación, la teoría pedagógica o como se la quiera llamar, no como una disciplina aislada ni como una yuxtaposición de disciplinas sino como un campo transdisciplinario con finalidades y objetivos determinados. Los fenómenos educativos están sujetos fácilmente a los discursos ideológicos y a todo tipo de opiniones, por eso la teoría de la educación necesita fortalecer la cientificidad de sus prácticas sin olvidar que se trata de un fenómeno donde intervienen factores políticos, culturales, sociales, económicos, etc”. Vemos en esta afirmación como el pensamiento complejo y las ciencias de la complejidad nos brindan elementos que nos permite cambiar paradigmas frente a como nos estamos preparando para un mundo globalizado mediado por la tecnología y sustentado en el trabajo colaborativo y  transdiciplinar. 
Encontramos en esta investigación de Pérez Lindo como conclusión a este aspecto que “El pensamiento complejo puede ser el enfoque adecuado para interpretar la diversidad, la inteligibilidad y la convergencia de los sistemas educativos. En este sentido la educación requerirá una fundamentación al mismo tiempo filosófica,  biológica, ética, pedagógica, psicológica, política, sociológica, económica y cultural de sus principios”.

       Es  importante entender que “Para construir una nueva visión compleja de los procesos educativos debemos empezar por reconocer que han entrado en crisis la idea de la realidad, la idea de la verdad, los paradigmas sobre la subjetividad, la visión de los entornos naturales y culturales, los principios que guiaban los métodos de enseñanza. El hecho de que no existan tratados sobre la educación que reflejen todos los problemas en juego es el síntoma de una desarticulación entre los cambios históricos y la teoría de la educación”. Afirmación  que justifica la importancia de seguir investigando sobre modelos que nos permitan articular las prácticas educativas con las realidades del territorio.
           Otro elemento del sistema educativo que se encuentra en esta investigación  y que sustentan  la hipótesis de que existe una  crisis en la educación la vemos en los planteamientos de; J, Bonil, M Junyent y R.M. Pujo; cuando manifiesta  que La construcción de conocimiento no escapa a la crisis. A lo largo del siglo XX la ciencia ha ido perdiendo su estatus social para pasar a estar cuestionada de forma significativa. La emergencia del concepto de tecnociencia (Sanmartín, 1992; Agazzi, 1996; Echevarría, 1998) ha dotado a la ciencia de una capacidad transformadora que va mucho más allá de la clásica finalidad de conocer el mundo. En el siglo XX conocimiento y acción van de la mano poniendo en evidencia la relación entre ciencia y valores que había negado el positivismo. Un proceso que se da en paralelo a la consolidación del concepto de sociedad del riesgo (Beck, 2002), un riesgo que ya no es azaroso o divino, como en el pasado, sino consecuencia de la acción humana. Se pone así en evidencia la incapacidad del conocimiento para hacer frente a nuevos fenómenos y preveer desastres, perdiendo de este modo su estatus en la sociedad”. Aquí podemos ver como el autor nos hace una invitación a establecer procesos innovadores fundamentados en el hacer y acordes con la forma como se está moviendo el mundo , y estas acciones deben de ser emprendidas desde un sistema educativo abierto a los diferentes cambios o mutaciones de la sociedad y haciendo buen uso del desarrollo de herramientas tecnológicas, en donde la educación mantenga el estatus de elemento transformador de la sociedad.
El mismo autor frente a la responsabilidad del subsistema que denominamos educación concluye  “Uno de los retos de la educación es dotar a la ciudadanía de los recursos que le permitan construir las oportunidades que se vislumbran en el actual contexto de crisis. El paradigma de la complejidad se constituye como una propuesta sólida para abordar dicho reto desde la educación ambiental, apostando por la ambientalización curricular. El paradigma de la complejidad emerge del diálogo entre una forma de pensar, un marco de valores y un modelo de acción que incorporan los principios de la ciencia contemporánea (estructuras, relaciones, organización, procesos...) Incorporar los principios de la complejidad a la educación ambiental comporta preguntarse cómo dichos principios hacen reconsiderar aspectos como el modelo de pensamiento, la relación entre disciplinas de conocimiento, la planificación de la acción, la relevancia de las emociones y la forma de abordar la investigación didáctica”.
Se entiende  la organización como uno de los principios de las ciencias contemporáneas y se relaciona con el conocimiento teniendo en cuanta lo planteado por, Carlos Eduardo Maldonado, cuando en su trabajo manifiesta que; “El problema de la organización del conocimiento es también un problema del conocimiento. Así, en el orden del estudio con, y el desarrollo de los sistemas complejos, las organización clásica que divide a las ciencias entre sí, y a estas con la filosofía, debería poder conducir, entre nosotros, a una organización de la ciencia de una manera diferente a como existen en la actualidad. De suyo, como es sabido, en el mundo, los sistemas complejos se estudian no tanto al interior de una Facultad, Departamento o Escuela, sino, ha exigido la creación de espacios “interdisciplinarios”, como Centros e Institutos. Esto mismo puede decirse con respecto a la organización en el estudio de las ciencias de la vida. Aquella universidad, en el país, que logre un trabajo sistemático de investigación y enseñanza de ciencias de la complejidad, así como de divulgación, publicaciones, tendrá hacia el futuro una seria ventaja comparativa con las demás. Esto mismo puede decirse con respecto a sectores económicos, financieros, industriales y comerciales que puedan interpretar y apropiarse de manera creativa la dinámica no-lineal. Esta idea implica una auténtica política educativa, política de conocimiento y de innovación.
Es importante entender el concepto de pensamiento complejo ya que es desde las formas como se estructura el pensamiento  como se puede  enfrentar la emergencia de teorías dentro de  un sistema complejo, y aquí se menciona a J, Bonil, cuando  manifiesta que “El pensamiento, desde la complejidad, se encuentra en constante construcción a partir de la interacción permanente con su entorno. Es un pensamiento que dialoga entre el todo y las partes, que entiende los antagónicos como complementarios desde una perspectiva no reduccionista. Integra la creatividad como diálogo entre imaginación y racionalidad. Permite ir de aquello que es local a lo global sin perder de vista la vinculación entre los dos elementos como partes de un todo. Un pensamiento que analiza los fenómenos desde el principio sistémico entendiendo que los hechos se explican desde la relación entre multitud de causas y efectos. El pensamiento complejo aparece como una forma articuladora de organizar el propio pensamiento y de elaborar respuestas a las preguntas y los retos que le presenta el contexto”.

 Otro aporte a la reflexión la podemos tomar de Carlos Masse cuando plantea la crisis haciendo un estudio desde lo que denomina la sociología de la educación  fundamentado en algunas de las corrientes contemporáneas más conocidas tales como el funcionalismo tecno-económico y la teoría del capital humano, el funcionalismo reformista, educación e igualdad de oportunidades, la teoría credencialista de Randall Collins, la teoría de la reproducción de Bordieu y Passeron, la sociología de las clases, códigos y el control de Bernstein, educación y reproducción económica o del marxismo y sociología de la educación, Althusser y la educación como aparato ideológico del Estado, la teoría de las redes escolares de Baudelot y Establet, la teoría de la correspondencia y su revisión (Bonal 1988).
Más recientemente, a partir de los años ochenta surgen nuevos paradigmas: el “paradigma interpretativo” en la sociología de la educación, el interaccionismo simbólico en la sociología de la educación, la sociología del currículum, teoría de la producción cultural y resistencia, la de la hegemonía y resistencia en la educación; las dimensiones de género y etnia; las formas de transmisión del sexismo en la escuela; y la escuela y educación multicultural. Pero qué decir de “los patitos feos de la educación”: la educación especial, la educación a los discapacitados; tan olvidados de la llamada investigación educativa, pues ésta pone mayor atención en los niveles masivos, en donde mayor presupuesto existe para la definición y evaluación de las políticas públicas, para “vender” proyectos que prometen soluciones a lo insolucionable.
Posteriormente la sociología de la educación ha constituido nuevos paradigmas: la sociedad de la información y la relación entre educación y empleo, la sociología de la política educativa y la de la educación y atención a las diferencias (Bonal 1988).

Teniendo en cuanta los anteriores estudios Carlos Massi afirma que  En concreto se pretende a partir de la búsqueda de los fundamentos de estas perspectivas que abordan a la educación, convencer de la necesidad de una proposición más abierta, con una visión de complejidad, pero con los recursos epistemológicos y gnoseológicos de la dialéctica crítica, para la problematización de lo que se ha de investigar. Por lo que aquí partimos de una articulación transdisciplinaria de los distintos niveles que se relacionan con cualquier campo educativo, como articulación compleja, es decir, como una visión lo más abierta al mundo en desarrollo, como lo ha definido E. Morín, no como completad reduccionista, sino desde una visión hologramática, y por ello más duradera y general para el abordaje de los distintos problemas específicos de la educación. Carlos Federico Bernardo Loureiro plantea un sistema educativo que describe  dentro del marco de la complejidad como; “una praxis educativa que es en sí cultural e informativa, pero fundamentalmente política, formativa y emancipadora y por lo tanto, transformadora de las relaciones sociales existentes. Al decir emancipadora, se quiere destacar, el sentido propuesto por Adorno (2000), como un movimiento colectivo e individual, de liberación consciente y de superación de las formas de alienación material y simbólica.
Educar es emancipar a la humanidad. La acción emancipatoria es el medio por el cual rompemos con la barbarie del modelo vigente de sociedad y de civilización, en un proceso que parte del contexto societario en que nos movemos, del ‘lugar’ ocupado por cada sujeto, estableciendo experiencias formativas, escolares o no, donde la reflexión crítica y la problematización, apoyadas en una acción consciente y política, propician la construcción de su dinámica. Entendiendo que, solamente existe democracia substantiva en sociedades formadas por sujetos emancipados, en condiciones materiales y racionales de libre elección.

Se entiende que la complejidad se presta más a una educación emancipadora porque favorece la reflexión de lo cotidiano, el cuestionamiento y la transformación social, en cuanto que la holística, al proponer el consenso de una pedagogía que se basa en la armonía y la unidad, acaba por estimular la domesticación y la adaptación.”
Los administradores de la educación, los maestros y profesores, se enfrentan en la realidad cotidiana con problemas concretos que los vuelven pragmáticos, escépticos o resignados. Muchos olvidan que el proyecto de la “instrucción pública” que fuera inventado en el curso de la Revolución Francesa en 1792, proponía crear una educación que sustrajera a los alumnos de la cultura de sus padres para prepararlos para una República fundada en el conocimiento científico y en el respeto de los derechos humanos, una República igualitaria que no existía. Por lo tanto, su proyecto educativo significaba formar individuos “inadaptados” al sistema vigente porque los preparaba para un mundo nuevo. Los sistemas educativos modernos crecieron entre estas dos perspectivas: la pragmática de la gestión cotidiana de las escuelas y la utópica de nuevas actitudes y conocimientos. Y pese a todas las contradicciones la educación moderna creó nuevos ciudadanos, más autónomos, más libres, más instruidos, más conscientes de sus relaciones sociales.

David Deutsch sostiene que : ”Si el conocimiento ha de seguir creciendo de modo que, aparentemente, no tiene límites, y, a pesar de ello, nos encaminamos hacia un estado en el que sea posible para los seres humanos comprender todo lo comprensible, la profundidad de nuestras teorías debe crecer con la suficiente rapidez para que resulte factible. Desde esta perspectiva podemos concluir que la construcción de teorías sobre el conocimiento y sobre la cambiante realidad se ha convertido en una de las tareas centrales del sistema educativo.

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